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Icono no 74
Tamaño : 34 x 24 cm.
Tableta de tilo
Tempera. Fondo y aureola dorados a la hoja de oro.
El Obispo de Sebaste es también dueño de los animales. Para escaparse a las persecuciones de Diocleciano, el santo llegó a una caverna donde vivió como ermitaño. Los pájaros le aportaban su subsistencia, y los animales se juntaban en torno a él para recibir su bendición o curarse cuando estaban enfermos. Durante una cacería los soldados del gobernador local cayeron sobre esta gruta, y vieron la muchedumbre de animales en torno a Blas, pero ellos no pudieron capturar ninguno. Por eso el gobernador hizo traer al santo bajo buena escolta y lo hizo entonces decapitar. Durante su muerte, el santo pidió a Dios que cualquiera que lo invocara para un dolor de garganta u otra enfermedad, fuera liberado y esto le fue concedido.

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