
Las imágenes de esta Galería no pueden ser reproducidas sin autorización expresa del Taller San Andrés. |
Icono no 47
Tamaño : 42 x 18 cm.
Tableta de tilo
Tempera. Aureola dorada a la hoja de oro.
Aún joven, San David entró al monasterio de los Santos Mártires Teodoro y Mercurio de Salónica donde vivió en el renunciamiento y la oración. La lectura de la vida de los santos estilitas Simeón y Daniel, le causó tal compunción, que decidió seguir su ejemplo con el fin de encontrar el descanso en su compañía, después de su muerte. Un día pues, subió al almendro que se elevaba a la izquierda de la iglesia y eligió quedarse allí. Estaba resuelto a llevar esta vida de ascesis extrema el resto de su vida, expuesto a los rigores del clima, a la incomodidad y a la inestabilidad, hasta que al cabo de tres años un Ángel le pidió descender y retirarse en el silencio de una celda. Realizó numerosos milagros e intervino ante el Emperador Justiniano para establecer una sede episcopal en Salónica. Entregó su último aliento a la vista del puerto de Salónica sobre el buque que lo traía nuevamente desde Bizancio: el buque se inmovilizó a pesar de la fuerte brisa que inflaba las velas y un perfume celestial envolvió la atmósfera.

|